Tiempos Señalados
A pesar de la creciente conmoción en nuestro mundo, un ultimo, gran derramamiento de misericordia durante los tiempos finales permanece (ver Mateo 24:14; Hechos 2:17). Esta estación sobrenatural de gracia ha sido predeterminada. Es un “tiempo señalado” del Señor.
Para aquellos que no son conscientes, un tiempo señalado es, en verdad, un abierto despliegue de la soberanía y poder de Dios. En el descubrimos con absoluta certeza que nada es imposible para Dios. Porque esta es una estación donde Dios cumple Su voluntad en la tierra, llevando a realización en el proceso Sus promesas, y las esperanzas y sueños de Su pueblo.
El Salmista escribió, “Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado” (Salmo 102:12-13).
Hay un tiempo señalado que viene para Israel, y un tiempo señalado para usted y para mí. Si el Señor lo ha prometido, ciertamente El lo hará ocurrir.
Recuerde: Abraham y Sarah habían esperado en fe durante un cuarto de siglo por la promesa de Dios. Finalmente, al llegar casi a sus cien años de edad, el Señor le dijo a Abraham, “Al tiempo señalado volveré a ti, y . . . Sara tendrá un hijo” (Gen .18:14). Un año más tarde, “en el tiempo que Dios le había dicho” (Gen. 21:2), ¡Isaac nació a la vejez de sus padres!
Mientras que ciertamente hay, tiempos señalados de juicios (ver Marcos 13:33), la frase en la mayoría de los casos representa un tiempo, preestablecido por Dios, cuando El revela “maravillas, designios concebidos desde tiempos antiguos [que se despliegan] con toda fidelidad” (Isaías 25:1).
Los demonios pueden pararse contra el Señor; las naciones pueden alinearse para pelear con El. No importa. El que se sienta en los cielos ríe. Porque El hace que “todas las cosas le sirven” (Salmo 119:91).Incluso los planes de Sus enemigos son revertidos y puestos al servicio de los propósitos de Dios (ver Gen. 50:20; Rom. 8:28; Hechos 2:22-23).
Si Dios le dio una visión, una esperanza espiritual o sueño para su futuro, habrá un tiempo señalado donde aquello que Dios habló ocurrirá. Así el Señor nos asegura,
“Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará” (Hab. 2:2-3).
Si usted tiene una visión o promesa de parte de Dios, esa visión tiene asimismo un tiempo de cumplimiento. Escríbala y póngala donde pueda verla cada día. Aunque se tarde, espérela. Porque ciertamente ocurrirá en el tiempo señalado.
Designados Siervos de Dios
Cuando el Señor se manifiesta a si mismo abiertamente en el tiempo señalado, en realidad El se mueve a través de una red de poder que El estableció en lo oculto durante un tiempo de preparación. Su obra aparece de pronto, pero su preparación puede haber tomado muchos años. Como sea, un tiempo señalado fluye a través de personas designadas. El predestina el tiempo de sus irrumpimientos de antemano, incluso mientras El trabaja silenciosamente dentro de sus corazones preparándolos.
Considere la palabra del Señor a Sus discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Juan 15:16).
Cada discípulo siente que, en algún momento, él o ella eligieron a Cristo. Más aun, la verdad más profunda es que Dios nos eligió a nosotros antes de la fundación del mundo y ha estado trabajando en nosotros. Al tiempo señalado elegimos a Cristo, pero solo después que El nos eligió a nosotros (ver Efesios 1:3-5). No podríamos ni aun venir a Cristo si el Padre no nos trajere (ver Juan 6:44).
Aun así, El que nos eligió asimismo nos designó para dar mucho fruto. El mismo poder que obró en nosotros la entrega y luego inspiro nuestra fe continúa obrando en nuestros corazones a través de nuestros días, designándonos para dar fruto. La idea de que nos podemos sentar silenciosamente en la iglesia es un engaño. Puede que usted de una mirada a su vida y se sienta improductivo. Pero Dios todavía no ha terminado con usted. ¿Cree que Dios lo ha elegido? Entonces crea también que El lo ha designado para que dé fruto.
La Obra del Enemigo
Alguien puede argumentar, “Pero yo conozco personas que eran buenos Cristianos que han desaparecido.” Sí, pero en muchos casos hallara que, en algún momento, ellos cayeron en profunda desilusión respecto a alguna fracasada expectativa espiritual. La desilusión no es simplemente un triste, emocional estado de la mente, la desilusión profunda puede en realidad apartar nuestros corazones de la fe. Es la obra del enemigo. La desilusión demoníacamente manipulada realmente puede “des” “señalar” a una persona del destino de Dios para su vida.
He conocido a muchos quienes iban bien, avanzando hacia su destino señalado. El futuro que Dios tenía para ellos parecía casi tan cercano como para saborearlo. Entonces fueron desilusionados respecto a alguien o algo. Al aceptar en sus almas esta desilusión diabólicamente manipulada, su fe se adormeció; un amargo invierno tomo control de sus almas. Es aquí, incluso en la agonía de la desilusión, que el justo aprende a vivir por fe (ver Hab. 2:1-4).
Nosotros todos enfrentamos tiempos de desilusión. Yo transite por un tiempo cuando la promesa de Dios parecía casi como una tonta fantasía espiritual. Durante casi tres años no estuve involucrado en el ministerio pastoral. Ninguna puerta se abría. Dios estaba trabajando en mi alama haciéndome confiar en El, pero yo me sentí abandonado y arrancado de mi llamado. En un momento de miserable honestidad, ore, “Señor, Tu prometiste que aquellos quienes confiaran en Ti no serian avergonzados. Maestro, Tú conoces todas las cosas. Mira mi corazón. Estoy lleno de desilusión.”
El Señor simplemente respondió, “Tu vida no ha terminado.”
Por supuesto, yo sabía eso. Era un saludable hombre de no más de cuarenta años. Aun así, el maleficio de la desilusión había inundado mi alma con tinieblas, haciéndome erróneamente concluir que Dios había terminado conmigo.
Escuche bien mi amigo: Satanás puede detener nuestro destino si aceptamos el poder de la desilusión en nuestras vidas. Una vez que aceptamos el peso de una profunda des-ilusión, con frecuencia el volvernos atrás no está lejano. Vea, la des-ilusión nos separa de nuestra visión, y sin visión el pueblo perece.
¿Carga usted desilusión en su corazón? Renúncielo. Perdone a aquellos quienes lo han defraudado. ¿Ha fallado usted personal o moralmente? Arrepiéntase profundamente y regrese al Redentor. Espíritu Santo, te pido que ¡remuevas del corazón de mi hermano y hermana el paralizador aguijón de la desilusión!
Amado, el Espíritu de Dios ha venido a hacerlo libre del efecto de la des-ilusión. Él le recuerda, la cita con su destino aun está programada.
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